Me mudo!!!

-          ¡¡Riing, riiiing!!

-          Hola vecina.

-          ¡Mujeeer, cuánto tiempo sin hablar contigo!

-          Sí, es que últimamente estoy un poco liadilla con el trabajo “y tal”.

-          Bueno, ya cogerás el ritmo y te organizarás mejor el tiempo.

-          Eso espero, pero tengo una buena noticia.

-          ¿Ah sí? Qué bien, explica, explica.

-          Pues nada, que me mudo de casa.

 

-          ¿No me digas? ¿Y eso?

-          Pues mira, ¿te acuerdas de mi compañero de piso?

-          Sí, ¿aquel que era un poco desordenado?

-          Bueno, si solo fuera eso… Pero bueno, que nada, que me he cansado de tener la casa siempre patas pa arriba y bastante guarrilla. Entre el poco tiempo y la poca ayuda…

-          Ya te entiendo, ya.

-          Pues he estado buscando piso. Ya sabes que yo tengo muchas casas, pero soy una persona poco solitaria, y eso de vivir sola…como que no me hace mucha gracia. He buscado pisos para compartir y creo que he conocido el piso perfecto.

-          ¡¡¡Me alegro!!! ¿Y cómo es?

-          El piso es muy pequeñito, pero me ha enamorado. Tiene una terraza enorme llena de plantas. Y la decoración es muy acogedora.

-          Y que tal los compañeros de piso?

-          Pues no sé, la verdad. Me enseño el piso su madre, que por cierto, era muy maja, me recibió diciendo “¡Hola guapa!”. Y me explico cuatro cosas sobre su hija. Pero por lo poco que me dijo, me parece que también me ha enamorado.

-          ¡Mírala, se te ve contenta!

-          Sí, mucho… Hoy he quedado para conocer a la chica, ya te explicaré que tal. Por teléfono tenía una voz muy dulce y transmitía una paz, creo que me irá bien vivir con ella.

-          Seguro que sí, ya me explicarás.

-          Hasta luego.

-          Adiós.

-           

-          ¡Meec, meeeec!

-          ¿Sí?

-          Hola, soy la nueva inquilina…

-          Ah, hola, sube.

-          Holaaa

-          Ho…la

-          Pero…

-          Si

-          ¿Eres tú?

-          Sí, soy yo

-          ¿Tu eres mi compañera de piso?

-          Sí, soy yo.

-          Qué casualidad! Ahora entiendo porque me enamoraste cuando hablamos por teléfono.

-          Muuuuuaaaaa

-          Bufff, decidido, me lo quedo.