La mujer que tiene los pies hermosos
nunca podrá ser fea,
mansa suele subirle la belleza
por totillos, pantorrillas y muslos,
demorarse en el pubis
que siempre ha estado más allá de todo canon,
rodear el ombligo como a uno de esos timbres
que si se les presiona tocan "Para Elisa",
reivindicar los lúbricos pezones a la espera
entreabir los labios sin pronunciar saliva
y dejarse querer por los ojos espejo.
La mujer que tiene los pies hermosos
sabe vagabundear por la tristeza.
nunca podrá ser fea,
mansa suele subirle la belleza
por totillos, pantorrillas y muslos,
demorarse en el pubis
que siempre ha estado más allá de todo canon,
rodear el ombligo como a uno de esos timbres
que si se les presiona tocan "Para Elisa",
reivindicar los lúbricos pezones a la espera
entreabir los labios sin pronunciar saliva
y dejarse querer por los ojos espejo.
La mujer que tiene los pies hermosos
sabe vagabundear por la tristeza.
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