(Ring, riiing...)
- ¿Sí?
- Hola, vecina ¿Cómo estás?
-Pues bien, pero he subido a tu casa y no estabas, qué haces, vecina?
-Es que me he tenido que marchar unos días. Me has echado de menos?
-Sí
-Aquí donde estoy las vecinas son diferentes, no son como tu. No me enseñan ni me invitan a tocar sus humedades, tu en cambio siempre quieres que te toque las humedades. Tienes muchas, nunca las has arreglado?
- No, no sé cómo se hace. Tú lo sabes?
-Bueno, sí, un poco. Las humedades no son buenas para los huesos, por eso te invito siempre a mi casa, no vayas a coger artrosis encima.
-La verdad es que me gusta venir a tu casa.
- Y a mí me gusta que vengas. Me encanta oír el "meeec" del interfono y luego tu voz diciendo "jeloooouuuu vecina". Acto seguido subes pasito a pasito por la escalera y yo te espero con la puerta abierta y como te quedas sin aliento, me acerco a ti, te resoplo un poco de aire y nos pegamos un auténtico y calenturiento beso de vecina.
- Cómo me gusta eso a mi también! Ala, que se me quema el cocido. Hasta otra vecina, sé buena!
-Adiós.
1 comentari:
Jajaja, vecina!!! que bona ets!!! com m'alegres la vida!!
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